domingo, 19 de octubre de 2008



¡Ay! qué pena la crisis del ladrillo, ¡vaya por dios! Bajarán los precios, tendrán que vender al peor postor para deshacerse de esas moles de cemento, quebrarán sus empresas, asustarán a los gobiernos so pena de destruir miles de millones de empleos, y estos tendrán que darles dinero para que no se vengan abajo. ¡Y la culpa es nuestra! Nosotros asalariados explotados proletarios del mundo que compramos menos, nosotros, morosos del mundo, nosotros que vivimos de alquiler, nosotros, perversos, que esperamos a que estalle la burbuja del ladrillo o que ni siquiera pensamos en comprar un piso, nosotros tenemos la culpa de que esa pobre gente haya dejado de llenarse los bolsillos de billetes de quinientos.




La honestidad de los políticos. La virginidad de la Virgen. La vida extraterrestre. Los ovnis, claro. La sociedad del bienestar. La hipoteca decreciente. La solidaridad intercomunitaria. Los combustibles ecológicos. La objetividad de los medios. La igualdad de géneros. La integración de los inmigrantes. El arte comprometido. “La calidad asistencial de la sanidad pública” (cita textual). El amor eterno. La vida eterna. Los Bio-Casei Inmunitas. La blancura de Ariel. Las antiarrugas. Los anticelulíticos. La invasión del topillo. La paternidad responsable, el sexo seguro. La movilización ciudadana. La ética periodística (otra vez). La fidelidad. La justicia carcelaria (carcelera). La inspiración. La seguridad informática. El ahorro energético. La Navidad. La estabilidad laboral. La televisión educativa. Las estaciones fantasma. Los fantasmas. La democracia participativa. La emancipación de las mujeres. El lavar sin frotar. La cuenta-vivienda. El trabajo digno. El champú anticaspa.



Extraida de http://elmejillonsuicida.blogspot.com/


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